domingo, 18 de junio de 2017

De periodistas y “facebookeros”

Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua

Javier Valdez, corresponsal de La Jornada en Sinaloa


Por Raymundo León Verde

¿Que las redes sociales ya rebasaron al periodismo? ¿Qué el periodismo y los periodistas salen sobrando en un mundo donde los usuarios del Facebook pueden dar información o emitir comentarios en forma inmediata y sin censura? ¿Qué el periodismo y los periodistas agonizan ante el protagonismo que han asumido algunos usuarios que publican fotos, transmiten videos o hacen comentarios que los periodistas no se atreven? Esa es una polémica interesante, de nuestros tiempos por el hecho de la existencia del internet y el crecimiento de las redes sociales, que hacen posible cada vez más el concepto de la aldea global.
En la era digital, de las computadoras y las máquinas “inteligentes”, la irrupción del internet definitivamente rompió los esquemas de la información unilateral que manejaban hasta hace unos años los medios masivos de comunicación. Con el internet la masa receptora de información se volvió dinámica, comenzó a subir información por su cuenta, sin restricciones editoriales y sin mayor control que el establecido por los grandes sistemas de navegación.
En ese escenario, surgieron las redes sociales, verdaderos monstruos de la comunicación, donde el público usuario puede interactuar de forma inmediata.
Las bondades del internet y las redes sociales son incuestionables, sin embargo, hay un tema escabroso, intenso, y ese es el contenido de los mensajes, porque hoy cualquiera puede subir información, pero ésta no siempre cumple con la novedad, oportunidad, seriedad, veracidad, objetividad, trascendencia social y de interés colectivo que exige el periodismo.
Esa es la diferencia, en las redes sociales, los usuarios pueden subir lo que les dé la gana, asuntos personales o colectivos, asuntos con importancia o sin importancia según el punto de vista de quienes interactúan. Para algunos es una ventana para la distracción, para otros, para informar, alertar, preguntar o colocar temas para el debate.
Siempre que platico sobre las redes sociales, hago la observación que en lo personal me parecen tianguis de la información, donde una persona puede colocar en el debate un chisme o un rumor y obtener una gran audiencia, y otra colocar un tema de interés común sin tener gran respuesta.
Las redes sociales, asimismo, han permitido el surgimiento de informadores cotidianos que se autocalifican como reporteros y eso no se les puede discutir en términos conceptuales porque ciertamente reportan algunos hechos. Son reporteros, sí, pero no son profesionales como los que exige el periodismo, cuyas reglas comienzan con el buen uso del lenguaje, el respeto por la ortografía y la redacción, la jerarquización de la información, la ética y la responsabilidad social.
Siempre he pensado que el periodista no sólo tiene la obligación de informar, sino también de aportar, educar, orientar al público, de ahí el gran reto que tienen los medios masivos de comunicación y los periodistas de subir a la palestra temas fundamentales para la sociedad, de economía, política, medio ambiente, etc. que puedan generar corrientes de opinión que sirvan para el establecimiento de reglas y políticas públicas para una mejor convivencia social.
La información es poder y el poder se ejerce con responsabilidad, por eso creo que los medios de comunicación y los que ejercemos el periodismo debemos más que pelear con las redes sociales, acercarnos a ellas, establecer una simbiosis que nos permita permear esos temas de mejor forma entre los usuarios del Facebook y demás.
El tema de la seguridad es importante, preocupante en todo México, pero creo que los que ejercemos el periodismo de forma profesional no debemos hacer apología de la violencia ni convertir a los villanos en héroes.
La información al respecto se tiene que dar, pero con responsabilidad, sin aprovechar el morbo que desafortunadamente engancha a muchos usuarios de las redes sociales y genera miles de “likes”.
La tarea de los medios de comunicación es informar, la de las autoridades de investigar y ofrecer seguridad con toda la fuerza del estado, y la de todos, de ser responsables de sí mismos y nuestras familias, para evitar riesgos.
La confrontación entre usuarios de redes sociales convertidos en improvisados reporteros cotidianos y reporteros profesionales es estéril, no lleva a ninguna parte, los primeros deben, sin son responsables, comprometerse con el aprendizaje de las reglas escritas y no escritas del periodismo, y la de los segundos de involucrarse más con el acercamiento a las redes sociales.
Quienes critican y acusan al periodismo profesional de ocultar o matizar información sobre hechos violentos, no deben olvidar a aquellos periodistas que sin recurrir al morbo arriesgan su vida en el cumplimiento de su deber, “armados” sólo con su equipo de trabajo para fotografiar, grabar, redactar  y transmitir noticias.

En memoria de mis compañeros Miroslava Breach y Javier Valdez, corresponsales de La Jornada en Chihuahua y Sinaloa, respectivamente.

Publicación tomada de la revista Análisis

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