Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua |
Javier Valdez, corresponsal de La Jornada en Sinaloa |
Por
Raymundo León Verde
¿Que las redes sociales ya
rebasaron al periodismo? ¿Qué el periodismo y los periodistas salen sobrando en
un mundo donde los usuarios del Facebook pueden dar información o emitir comentarios
en forma inmediata y sin censura? ¿Qué el periodismo y los periodistas agonizan
ante el protagonismo que han asumido algunos usuarios que publican fotos,
transmiten videos o hacen comentarios que los periodistas no se atreven? Esa es
una polémica interesante, de nuestros tiempos por el hecho de la existencia del
internet y el crecimiento de las redes sociales, que hacen posible cada vez más
el concepto de la aldea global.
En la era digital, de las
computadoras y las máquinas “inteligentes”, la irrupción del internet
definitivamente rompió los esquemas de la información unilateral que manejaban
hasta hace unos años los medios masivos de comunicación. Con el internet la
masa receptora de información se volvió dinámica, comenzó a subir información por
su cuenta, sin restricciones editoriales y sin mayor control que el establecido
por los grandes sistemas de navegación.
En ese escenario, surgieron las
redes sociales, verdaderos monstruos de la comunicación, donde el público
usuario puede interactuar de forma inmediata.
Las bondades del internet y las
redes sociales son incuestionables, sin embargo, hay un tema escabroso,
intenso, y ese es el contenido de los mensajes, porque hoy cualquiera puede
subir información, pero ésta no siempre cumple con la novedad, oportunidad,
seriedad, veracidad, objetividad, trascendencia social y de interés colectivo
que exige el periodismo.
Esa es la diferencia, en las redes
sociales, los usuarios pueden subir lo que les dé la gana, asuntos personales o
colectivos, asuntos con importancia o sin importancia según el punto de vista
de quienes interactúan. Para algunos es una ventana para la distracción, para
otros, para informar, alertar, preguntar o colocar temas para el debate.
Siempre que platico sobre las redes
sociales, hago la observación que en lo personal me parecen tianguis de la
información, donde una persona puede colocar en el debate un chisme o un rumor
y obtener una gran audiencia, y otra colocar un tema de interés común sin tener
gran respuesta.
Las redes sociales, asimismo, han
permitido el surgimiento de informadores cotidianos que se autocalifican como
reporteros y eso no se les puede discutir en términos conceptuales porque
ciertamente reportan algunos hechos. Son reporteros, sí, pero no son
profesionales como los que exige el periodismo, cuyas reglas comienzan con el
buen uso del lenguaje, el respeto por la ortografía y la redacción, la
jerarquización de la información, la ética y la responsabilidad social.
Siempre he pensado que el
periodista no sólo tiene la obligación de informar, sino también de aportar,
educar, orientar al público, de ahí el gran reto que tienen los medios masivos
de comunicación y los periodistas de subir a la palestra temas fundamentales
para la sociedad, de economía, política, medio ambiente, etc. que puedan
generar corrientes de opinión que sirvan para el establecimiento de reglas y
políticas públicas para una mejor convivencia social.
La información es poder y el poder
se ejerce con responsabilidad, por eso creo que los medios de comunicación y
los que ejercemos el periodismo debemos más que pelear con las redes sociales,
acercarnos a ellas, establecer una simbiosis que nos permita permear esos temas
de mejor forma entre los usuarios del Facebook y demás.
El tema de la seguridad es importante,
preocupante en todo México, pero creo que los que ejercemos el periodismo de
forma profesional no debemos hacer apología de la violencia ni convertir a los
villanos en héroes.
La información al respecto se tiene
que dar, pero con responsabilidad, sin aprovechar el morbo que
desafortunadamente engancha a muchos usuarios de las redes sociales y genera
miles de “likes”.
La tarea de los medios de
comunicación es informar, la de las autoridades de investigar y ofrecer
seguridad con toda la fuerza del estado, y la de todos, de ser responsables de
sí mismos y nuestras familias, para evitar riesgos.
La confrontación entre usuarios de
redes sociales convertidos en improvisados reporteros cotidianos y reporteros
profesionales es estéril, no lleva a ninguna parte, los primeros deben, sin son
responsables, comprometerse con el aprendizaje de las reglas escritas y no
escritas del periodismo, y la de los segundos de involucrarse más con el
acercamiento a las redes sociales.
Quienes critican y acusan al
periodismo profesional de ocultar o matizar información sobre hechos violentos,
no deben olvidar a aquellos periodistas que sin recurrir al morbo arriesgan su
vida en el cumplimiento de su deber, “armados” sólo con su equipo de trabajo
para fotografiar, grabar, redactar y
transmitir noticias.
En memoria de mis compañeros Miroslava Breach y Javier Valdez, corresponsales de La Jornada en Chihuahua y Sinaloa, respectivamente.
Publicación tomada de la revista Análisis
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