miércoles, 21 de junio de 2017

Donald Trump y las "viudas" del TLC: Luis Hernández

Raymundo León y Luis Hernández, coordinador de Opinión del diario nacional La Jornada


Por Raymundo León

El coordinador de opinión del periódico La Jornada, Luis Hernández, comentó que la humanidad está marcada por el fin del libre comercio tal como lo conocimos.
Expresó que comienza como un repliegue con el brexit en Inglaterra, el referéndum en Italia y las recientes elecciones en Estados Unidos: “No es el fin de la globalización, que tiene más de 500 años, sino de esa forma específica que es el libre comercio y que Donald Trump expresa en Estados Unidos”.
Explicó que en este último la base económica se asemejaba a una pirámide egipcia con una plataforma muy ancha, la cual se convirtió en una Eiffel, muy angosta, por lo que la riqueza se concentró de forma salvaje en el uno por ciento de la población gracias a los paraísos de mano de obra barata, devastación ambiental y otras facilidades de países como México.
Dijo que una parte de ese mundo empresarial que no podía disfrutar de los paraísos fiscales resultó derrotado en este esquema de libre comercio, y junto con los trabajadores blancos protestantes, de mayor edad, menos calificados que perdieron sus empleos fueron los que llevaron a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Añadió que más que pensar en Trump como un loco “que no digo que no lo sea”, y ver el problema como un asunto de diván, hay que ver a este personaje como una expresión de ese cambio en Estados Unidos y todo el mundo, es el regreso a cierto tipo de proteccionismo.
La paradoja para México, mencionó, es que desde que entró al GATT en 1986, organismo que es el antecedente de la Organización Mundial del Comercio, el país comenzó a abrir sus fronteras de forma más o menos desregulada, sin mediación, y con la señal de que su futuro estaba en Norteamérica y había que formar un bloque con Estados Unidos y Canadá.
Dijo que la apuesta de las élites económicas, políticas y culturales de México se enfocó a convertirnos en una especie de estrella más del país de las barras y las estrellas; pero ahora hay pánico entre los “viudos del Tratado de Libre Comercio” porque de repente se dice que ya no somos norteamericanos.
Hay conmoción por el maltrato al país y los migrantes se han convertido en los chivos expiatorios: Son los culpables de todos los males, tachados de feos, ladrones, violadores y generadores de desempleo, por lo que la apuesta de Trump es construir un muro, aunque en los hechos ya existe en una tercera parte que fue construida en las administraciones de Obama y Bush, quienes se decían “amigos” de México.
Señaló que la expulsión de indocumentados mexicanos tampoco es algo nuevo, el gobierno de Obama en ocho años corrió a tres millones de compatriotas. Lo nuevo es el tono de agravio, las amenazas de escalar esto a extremos inauditos, advirtió.
Mencionó que el escenario para México es complicado porque el TLC destruyó entre otras cosas al campo mexicano, al limitarlo a producir unas cuantas hortalizas y frutas; pero no todo está perdido, hay ejemplos en el mundo que seguir como el de China.
Explicó que durante muchos años China fue la base de exportación de mercancías de empresas de Estados Unidos, pero en 2012 el partido comunista dijo ya basta y redefinió una política de desarrollo que puso en el centro fortalecer el mercado interno, mejorar el nivel de vida de la población, producir los bienes que la población necesitaba, subir salarios, cuidar el medio ambiente y combatir la corrupción, por lo que hay 200 mil funcionarios en la cárcel.
Indicó que México puede pensar en una política con esos mismos ejes. Fortalecer  el mercado interno en lugar de querer ser una planta maquiladora que ofrece mano de obra barata. Mirar a los países del sur que han venido construyendo mecanismos de cooperación interesantes, acordando distintas iniciativas de desarrollo e intercambio de productos.
México, dijo, tiene que ver el modelo que ha permitido a esos países salir adelante, con una redistribución del ingreso, el combate a la pobreza y la construcción de alianzas con China que no sólo consisten en la compra y venta de mercancías, sino también en planear inversiones y préstamos no condicionados.
Luis Hernández consideró que Donald Trump no cumplirá con su amenaza de regresar a todos los mexicanos indocumentados porque hay trabajos que no quieren hacer los estadunidenses como es el caso de los jornaleros agrícolas.
Expresó que las cosas funcionarán como hasta ahora, como una válvula que a veces se abre y otras se cierra según las necesidades de mano de obra; pero además con muro o sin muro la migración no va a parar, “nuestros paisanos siempre han encontrado la forma de darle la vuelta y del mismo lado de Estados Unidos hay redes de complicidad que permiten que haya este flujo”.
Indicó que para los que sí regresen, México tiene el reto de darles un lugar, el mismo del que no fuimos capaces como país para que se quedaran; además de que entre ellos están muchos de los mejores compatriotas, con más ganas de trabajar, energía y voluntad para salir adelante.

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